Los titulares de pólizas pagan mucho dinero para asegurar la cobertura que las compañías de seguros prometen proporcionar a través de sus pólizas. Cuando las compañías de seguros venden una póliza de seguro, prometen actuar de buena fe y tratar de manera justa a sus asegurados. Cuando ocurre una pérdida, los asegurados esperan que sus compañías de seguros cumplan sus promesas. Por desgracia, eso no es siempre el caso.
Cuando compra una póliza de seguro, ya sea de propietario de vivienda, de automóvil, de responsabilidad civil, de vida o cualquier otro tipo de póliza, tiene derecho a todos los beneficios de la póliza cuando tiene un reclamo cubierto. Los derechos de los asegurados frente a sus aseguradoras se fundan fundamentalmente en la póliza de seguro y los endosos correspondientes, pero los asegurados también pueden tener derechos derivados del deber general de buena fe que la ley impone a las aseguradoras frente a sus asegurados.
A veces, el lenguaje en la póliza de seguro redactado por el asegurador, o la aplicación de los hechos del caso a ese lenguaje, podría resultar en un desacuerdo legítimo entre la aseguradora y el titular de la póliza con respecto a la cobertura. Sin embargo, en muchos casos, lo que parece un reclamo directo por una pérdida cubierta por la póliza, se transforma en una disputa contradictoria que consume mucho tiempo sin ninguna razón legítima.